Autores: García-Marcos L, González Díaz C.
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La asociación entre el consumo de paracetamol y la prevalencia de asma se puso de manifiesto, por vez primera, en un estudio ecológico, con los datos conjuntos del “International Study of Asthma and Allergies in Childhood” (ISAAC) y del “European Community Respiratory Health Survey” (ECRHS)1. En este estudio se mostró que la prevalencia media de asma de los países era mayor cuanto mayor eran las ventas de paracetamol. Sin embargo, esta correlación dejaba de ser significativa cuando se excluía a los países de habla inglesa. En todo caso, se puso un primer interrogante a la relación de este fármaco con el asma. Posteriormente ha habido más estudios que describían esta asociación a nivel individual, tanto en adultos2 - incluyendo una disminución de la función pulmonar3 - como en niños4,5.
Estos estudios de carácter transversal no podían descartar el sesgo de “confusión por indicación”5,6. En otras palabras, no se podía saber qué era primero, si las sibilancias o la administración de paracetamol (muchos niños tienen sibilancias, a veces con fiebre, y como consecuencia del cuadro clínico reciben paracetamol). Los primeros estudios que apuntaron a una secuencia causal (primero paracetamol, después asma) fueron los del grupo de Shaheen y colaboradores7,8, quienes pusieron de manifiesto que el uso de paracetamol durante el embarazo era un factor de riesgo de sibilancias en la primera infancia y de asma en edades posteriores. Este mismo grupo ha encontrado, muy recientemente, que el consumo de este fármaco se asocia a una mayor incidencia de casos nuevos de asma, en un grupo de adultos europeos9. Volviendo al embarazo, aún hay dos estudios más que asocian el uso de paracetamol durante la gestación y el asma posterior10,11. En el realizado por nuestro grupo se demuestra, además, que ese riesgo queda circunscrito a las madres no asmáticas10.
Los estudios que relacionan determinadas manifestaciones atópicas, como la rinoconjuntivitis y la dermatitis, son más escasos aunque también existen12 y llegan a conclusiones parecidas a aquellos que se centran en el asma.
El mecanismo por el que el paracetamol podría causar asma está lejos de ser aclarado, pero lo más probable es que actúe reduciendo la capacidad antioxidante de la glutatión S-transferasa (por el consumo de glutatión inherente al metabolismo del paracetamol)13. Es posible que esta reducción de la capacidad antioxidativa tenga una mayor repercusión entre las madres no asmáticas, ya que las asmáticas tienen elevada esta capacidad antioxidativa en sus placentas14.
En este número de Evidencias de Pediatría se analiza uno de los últimos estudios que relacionan el consumo de paracetamol durante el primer año de vida con el asma a los 6-7 años15. El estudio de Beasley y el Grupo de la Fase III del ISAAC encuentra que la asociación, medida según la “odds ratio” - cuando el consumo fue de al menos una vez al mes - es de 3,4516. Es decir, los niños que consumieron paracetamol con esa frecuencia tienen aproximadamente tres veces más probabilidad de padecer asma que los que no lo consumieron nunca. Cuando el consumo fue intermedio, la probabilidad bajó aproximadamente a la mitad. Esta asociación se mantuvo tras diversos ajustes. Algo muy similar ocurrió con la rinoconjuntivitis y con la dermatitis atópica. Como cualquier estudio transversal, éste no puede establecer una relación causal y no puede descartar un sesgo de “confusión por indicación”. Sin embargo añade dos aspectos que deben ser tenidos en cuenta. El primero de ellos es la concordancia que existe cuando el análisis se hace dentro de cada país (y el estudio incluye un buen número de ellos, procedentes de los cinco continentes); y el segundo, que la asociación se produce no sólo para el asma y la rinoconjuntivitis, sino también para la dermatitis, en la que la confusión por indicación es poco probable. Todo ello con independencia de que determinadas covariables -que podrían haber aclarado algo más los resultados, como la asistencia a guardería (que no se recogía en el cuestionario ecológico de esta fase del ISAAC)- no se hayan incluido.
Las evidencias de que se dispone actualmente -aunque con limitaciones- apuntan hacia una relación causal entre la ingesta frecuente de paracetamol y distintas manifestaciones atópicas, incluyendo asma. Sin embargo, esta relación no podrá establecerse definitivamente si no se ponen en marcha estudios prospectivos diseñados específicamente para encontrar una respuesta: este es el momento.
García-Marcos L, González Díaz C. ¿Es el consumo de paracetamol una causa de asma y atopia?. Evid Pediatr. 2009;5:2.
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