Revisores: Juanes de Toledo B, Ruiz-Canela Cáceres J.
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Objetivo: determinar la relación entre padecer problemas de sueño durante el desarrollo y la presencia de trastornos emocionales y de conducta en la edad adulta.
Diseño: estudio de cohortes prospectivo con un seguimiento de 20 años.
Emplazamiento: comunitario, realizado en Holanda.
Población de estudio: compuesta por 1615 participantes (muestra inicial de 2076 participantes) de edad comprendida entre 18 y 32 años.
Evaluación del factor de riesgo: en este estudio se utilizó una escala denominada “Young Adult Self Report (YASR)” que mide problemas de atención (17 ítems), ansiedad y depresión (7 ítems) y conducta agresiva (12 ítems). Se estudió su relación con trastornos del sueño (TS) de los niños previamente detectados (20 años antes) a partir de la información referida por los padres.
Medición del resultado: se estudió la asociación de los resultados de la escala YASR con las respuestas que los padres refirieron sobre probable TS, con seis posibles respuestas: dormir menos que la mayoría de los niños; estar muy cansado; tener problemas con el sueño; pesadillas; dormir más que la mayoría de los niños; y hablar o caminar en sueños. Para el análisis estadístico se efectuó un ajuste por sexo, nivel socio-económico (NSE) y raza. Se generaron dos modelos predictivos: un primer modelo, sin ajustes, y un segundo modelo, que se ajustó por las variables referidas. Se realizaron en este estudio longitudinal cinco mediciones previas por parte de los mismos investigadores, que evaluaron los niveles de ansiedad/depresión, conducta agresiva y trastornos de conducta a partir de información de los padres mediante escalas específicas sobre esos trastornos, validadas para niños.
Resultados principales: no todos los TS predicen trastornos en la vida adulta. Pero algunos de ellos como “dormir menos que otros” predice ansiedad y depresión (odds ratio [OR]: 1,43; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1,07-1,90; P = 0,01), y conducta agresiva (OR: 1,51; IC 95% 1,13-2,2; P = 0,005) Las pesadillas, dormir más que otros niños y caminar o hablar durante el sueño no se asociaron a problemas en la edad adulta.
Conclusión: los médicos deben requerir información sobre posibles TS durante el desarrollo del niño y no todos ellos tienen la misma trascendencia clínica en el futuro.
Conflicto de intereses: no consta.
Fuente de financiación: el DR. Gregory fue apoyado por un premio de la Universidad de Londres.
Justificación: los TS pueden afectar al 20-30% de los niños y adolescentes. Los niños con TS experimentan un menor rendimiento académico, tienen propensión a los accidentes y sus padres experimentan un deterioro en su calidad de vida1. Conocer, dentro de la diversidad de TS, si existe un posible impacto en la vida adulta, y medir sus consecuencias sobre la esfera emocional y el rendimiento es una importante aportación.
Validez o rigor científico: se trata de un estudio longitudinal, variante de un estudio de cohortes, que parte de una muestra original de niños entre cuatro y 16 años, representativa por sexo y edad2. Se compone de varios cortes a lo largo del periodo de seguimiento, correspondiendo los resultados de este estudio al corte número seis En este corte se perdieron durante el seguimiento 461 individuos (22%). Dichas pérdidas, que pueden afectar a la validez del estudio, fueron superiores en varones, bajo NSE, y participantes que presentaron más trastornos de conducta. Otros aspectos que limitan el rigor del estudio son la obtención de información a partir de los padres, cuya valoración puede no ser necesariamente objetiva a la hora de informar sobre las características del sueño de sus hijos, y la utilización de una única escala global como el YASR para evaluar trastornos tan diversos como ansiedad, depresión y comportamiento agresivo.
Interés o pertinencia clínica: hay pocos estudios realizados a tan largo plazo sobre los TS. Un estudio de cohortes ha mostrado resultados similares a este estudio, pero con un tiempo de seguimiento menor3.
Aplicabilidad en la práctica clínica: este estudio es una llamada de atención sobre las posibles consecuencias de los TS de la infancia en la vida adulta. El ítem “dormir menos que otros” parece asociarse con mayores problemas en el desarrollo y trastornos emocionales en la vida adulta. De cara a la práctica clínica del pediatra de atención primaria, parece recomendable preguntar a los padres sobre las características del sueño de sus hijos ya que la detección de alteraciones en el mismo - concretamente su escasa duración - puede ser un predictor, junto a quizá otras características del entorno socio-afectivo del niño explorables mediante anamnesis, de posibles trastornos de la esfera psiquiátrica en la vida adulta. La valoración global del niño en este aspecto podría conducir a la identificación y resolución precoz del TS y, posiblemente, prevenir un trastorno psicológico en la vida adulta.
Son necesarios estudios de cohortes con un mayor tiempo de seguimiento, menor número de pérdidas durante el mismo y con una medición más objetiva de las alteraciones del patrón de sueño, que permitan confirmar los resultados del estudio aquí valorado. Dichos estudios deberían tener en cuenta la posible influencia sobre los trastornos de conducta en la vida adulta de otras variables que pueden influir durante la infancia.
Ruiz-Canela Cáceres J, Juanes de Toledo B. Los trastornos del sueño durante la infancia pueden tener consecuencias emocionales y de conducta en la vida adulta. Evid Pediatr. 2008;4:57.
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