Revisores: Ortega Páez E, Martín Masot R.
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Objetivo: determinar si en recién nacidos a término el uso de antibioterapia durante la primera semana de vida se relaciona con la aparición de trastornos gastrointestinales funcionales (TGIF) a la edad de 4-6 años.
Diseño: estudio de cohortes prospectivo.
Emplazamiento: cuatro hospitales universitarios en los Países Bajos.
Población de estudio: la cohorte INCA (intestinal microbiota composition after antibiotic treatment in early life) la conformaron 436 recién nacidos a término (RNT) entre 2012 y 2015. Hubo 18 pérdidas.
Evaluación del factor de riesgo: la cohorte fue dividida en función de la presencia del factor de riesgo antibioterapia en la primera semana de vida. Se incluyeron 147 RNT que recibieron antibioterapia (grupo antibioterapia: GA) durante la primera semana de vida (gentamicina en combinación con amoxicilina, penicilina o amoxicilina-ácido clavulánico) por sospecha de sepsis neonatal precoz, y 271 RNT que no recibieron antibioterapia (grupo sin antibioterapia: GSA). Prospectivamente, se evaluó la presencia de otros factores de riesgo: cólico del lactante, sibilantes, asma, eccema, diagnóstico de alergia y uso de antibioterapia hasta el segundo año de vida.
Medición del resultado: la variable principal fue la aparición de TGIF a la edad de 4-6 años. Para ello, se invitó a los padres a rellenar un cuestionario online sobre la presencia de síntomas en sus hijos, y se diagnosticó de TGIF según los criterios de ROMA III. Para evaluar el resto de los factores de riesgo, los padres rellenaron cuestionarios de forma prospectiva y se revisaron bases de datos médicas e historial de prescripción antibiótica. Se emplearon técnicas multivariantes (regresión logística múltiple) para el control de las variables que pudieran influir en los resultados.
Resultados principales: respondieron 340 de los 418 participantes (81%). No hubo diferencias estadísticamente significativas entre la proporción de respuesta de ambos grupos: 114 (78%) en el GA y 226 (83%) en el GSA. Las características basales de ambos grupos difirieron de forma estadísticamente significativa en el tipo de parto, edad en el momento del seguimiento y tiempo de antibioterapia durante el primer año de vida. No hubo diferencias en la aparición de TGIF entre ambos grupos: 28% GA vs. 21% GSA; (p = 0,161) con una odds ratio ajustada (ORa) por edad, tipo de parto y antibioterapia de 1,42, intervalo de confianza del 95% (IC 95) de 0,83 a 2,43. En función del tipo de TGIF, solo hubo diferencias en la aparición de dolor abdominal funcional: 4% GA vs. 0,4% GSA; p = 0,045. Teniendo en cuenta la presencia de otros factores de riesgo, hubo diferencias en la historia referida por los padres de alergia alimentaria (36% GA vs. 22% GSA; p = 0,047), que no se mantuvo tras el ajuste (ORa: 1,95; IC 95: 0,98 a 3,89), con una mayor aparición del síndrome del intestino irritable (26% GA vs. 9% GSA; p = 0,002, ORa 2,82; IC 95: 1,2 a 6,4) y migraña abdominal (7% GA vs. 1% GSA; p = 0,043). Atendiendo únicamente a los diagnósticos médicos de alergia alimentaria, solo se mantuvo la significación para la presencia de migraña abdominal (17% GA vs. 1% GSA; p = 0,004).
Conclusión: en recién nacidos a término el uso de antibioterapia durante la primera semana de vida se relaciona con la aparición de dolor abdominal funcional a la edad de 4-6 años. Además, la presencia de alergia alimentaria se relaciona con la aparición del síndrome del intestino irritable y migraña abdominal.
Conflicto de intereses: no existe.
Fuente de financiación: no consta.
Justificación: es sabido que las alteraciones en la microbiota intestinal (disbiosis) pueden estar relacionadas con la aparición de trastornos gastrointestinales funcionales1 y que la toma de antibióticos es una de las principales causas de esta disbiosis2. El desarrollo de la microbiota en el ser humano se produce en los dos primeros años y es crítico en los primeros meses. Es posible que cualquier alteración durante este tiempo tenga consecuencias a largo plazo, como la aparición de TGIF. Este estudio analiza la posible repercusión de la toma de antibióticos en el periodo neonatal y la aparición de TGIF.
Validez o rigor científico: se trata de un estudio de cohortes donde existe una definición clara de la población (RNT de la cohorte INCA), de la exposición (antibioterapia en la primera semana de vida) y del efecto (presencia de TGIF a los 4-6 años de vida). Ambos grupos, el expuesto y no expuesto, son representativos de la población general. La medición del resultado no fue independiente de la exposición, los padres que rellenaron el cuestionario eran conocedores del factor de riesgo e interpretaban los resultados, incurriendo en un posible sesgo de clasificación diferencial. Aunque existe una clara relación temporal entre la exposición y el efecto, esta es muy larga y es posible que variables desconocidas en este lapso de tiempo puedan influir en los resultados. Las pérdidas fueron significativas (19%), pero sin diferencias en ambos grupos, pudiendo existir un sesgo de selección con una disminución de la magnitud del efecto. El análisis es correcto con modelos multivariantes para controlar las posibles variables que pudieran influir en los resultados, pero llama la atención que algunos resultados no se presenten ajustados.
Importancia clínica: la antibioterapia durante la primera semana de vida solo se asocia con la presencia de dolor abdominal funcional (p = 0,04). Esto supone que por cada 28 niños tratados con antibióticos en la primera semana de vida se produce un caso de dolor abdominal funcional (número necesario para dañar [NND] = 28; IC 95: 14 a 1110)*. Estos datos son de escasa magnitud y precisión, por la probabilidad al borde de la significación estadística y el amplio intervalo de confianza. Considerando los antecedentes de alergia alimentaria, por cada 8 niños (número de impacto en los expuestos [NIE: 8]; IC 95: 3 a 61) y por cada 18 expuestos a la toma de antibióticos (NIE: 18; IC 95: 11 a 70)*, existiría uno con intestino irritable y uno con migraña, respectivamente, atribuibles a la toma de antibióticos. Estos datos son de magnitud moderada y escasa precisión, si además tenemos en cuenta que solo la asociación con intestino irritable son datos ajustados. Estos resultados mejoran si consideramos el diagnóstico médico de alergia alimentaria y la presencia de migraña (NIE: 7; IC 95: 5 a 11)*, datos no ajustados. En dos estudios de cohortes de calidad moderada y de magnitud escasa, se describió asociación entre la antibioterapia en los dos primeros años con el cólico del lactante (OR: 1,47; IC 95: 1,18 a 1,82)4 y el dolor abdominal recurrente en las niñas adolescentes (OR: 1,65; IC 95: 1,09 a 2,49)5.
Aplicabilidad en la práctica clínica: los resultados son aplicables a nuestro entorno. La administración de antibióticos durante la primera semana de vida podría ser un factor de riesgo para la aparición de trastornos gastrointestinales funcionales. Esta asociación es débil y de escasa magnitud, que sería mayor con antecedentes de alergia alimentaria y podría estar afectada por otras variables no consideradas en este estudio, dado el intervalo de tiempo entre la exposición y el efecto. Aunque con los resultados de este estudio no podemos extraer una conclusión firme, estos hallazgos podrían ser una excusa más para el uso juicioso de la antibioterapia en el periodo neonatal.
Conflicto de intereses de los autores del comentario: no existe.
Ortega Páez E, Martín Masot R. La antibioterapia en el periodo neonatal y trastornos gastrointestinales funcionales: son necesarios más estudios. Evid Pediatr. 2022;18:37.
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